Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales, y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco

domingo, 28 de octubre de 2012


Salimos del salón y dimos los primeros pasos .No creí lo que estábamos haciendo. Caminar en la madrugada, sin zapatos, entre la calle mojada, llena de basura y tierra húmeda.

Durante el camino, hablamos sobre “Mamá Janis”. Así es como nosotros le decíamos a la cantante norteamericana Janis Joplin. Otra de las cosas que hablamos fue sobre la fiesta. Nadie de nosotros tres sabíamos bailar, el género de música, que tocaron en la fiesta.

Pasamos por un callejón, donde estaban cinco hombres, tomados y drogados. Ellos nos decían que nos golpearían, que éramos unos putos, maricones y  pendejos. Lo único que hicimos, fue agachar la mirada y seguir caminando. Tuvimos suerte, puesto que nos vieron sin zapatos y dijeron que ya nos habían asaltado, que mejor nos dejaban ir. No tenía ningún rencor con esos hombres, puesto que yo me crié en la calle, junto a personas como ellos. Adultos, drogadictos, alcohólicos, pero me cuidaban y me respetaban. A veces juzgamos a la gente, por su apariencia y comportamiento, sin preguntarnos qué hay detrás de ello.

Transcurría el tiempo y cada vez estábamos más callados, con el temor de que alguien pudiera escucharnos y asaltarnos. El primero en romper el silencio fue Dante.

–Por fin llegamos a mi casa, esperen un momento, dejen saco las llaves para abrir.

Yara y yo nos quedamos viendo y ella pregunto. – ¿Qué no vamos a ir a la casa de Carolina?

Dante respondió –Si, pero antes, tendremos que secarnos los pies, para no enfermarnos.

Entramos a su casa nos sentamos en la sala y llevó un par de calcetines para Yara y otro para mí. Nos secamos los pies, nos pusimos los calcetines y los zapatos, y salimos de su casa, en dirección a la casa de Carolina.

Al llegar a nuestro destino, vimos a varias personas, que estaban en la fiesta y acaban de llegar al igual que nosotros. Decidimos sentarnos por un momento, afuera de la casa, en una banqueta y fumar un cigarro. Al terminar entramos a la casa. Dante me pidió mi número celular y él de Yara,y seguimos tomando, riendo, “bailando”, gritando, brincando entre otras cosas.

Me senté por un momento y observe a todas, y cada una de las personas que se encontraban en ese instante. Felices porque la fiesta fue todo un éxito.


...Yara, se sentó a un lado mío y del otro, Dante. Les sonreí, no podía estar más feliz, o al menos eso pensaba. Hasta que  Dante comenzó a acercarse lentamente, su nariz tocaba la mía y nuestros labios se juntaron.
¿Es real? ¿está pasando? ¿nos besamos? Me preguntaba, pero ese sentimiento de amor, esa excitación me hizo confirmarlo.

Esa sí era felicidad, tanto así que me levanté y salí por un momento, no podía creer lo que había pasado, traté de tranquilizarme, respiré profundo, para no verme muy novato y regrese.

Yara, mi mejor amiga y él se estaban besando. ¡Me sorprendí! Toda esa emoción se destruyó, ahora me sentía más asustado, triste, no sabía lo que pasaba. Tomé un cigarro y sali de ahí.


 vi que un amigo de Dante se acerco le dijo algo al oído, se levanto Dante, se acerco a mí y dijo – En un momento regreso, no tardo. Prendí el cigarro, le di una fumada y entre el humo, él desapareció.

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