Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales, y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco

domingo, 14 de octubre de 2012

Sin Zapatos


Retiré la sabana de mi rostro, y la luz del sol que penetraba la ventana de mi cuarto, lograba cegarme por un momento. Me levanté, tomé mis pantuflas y comencé a dirigirme hasta la habitación donde se encontraba mi mejor amiga Yara.                          
Había llegado un día antes  a mi casa, pues la invite a una fiesta de dieciocho  años, que sería hoy ocho de octubre de 2011. Sería la típica  fiesta de dieciocho. Sí esa fiesta donde la festejada luce un extravagante vestido, y muestra a la sociedad que ya es capaz de decidir en su vida, y baila con acompañantes algunas canciones de su música preferida, y esta rodeada de personas muy importantes como amigos, familiares, y van a una iglesia donde un padre da una misa y claro ella siempre tiene que ser el punto o centro de atención.
Una vez arreglados salimos de mi casa y caminamos hasta la parada de camiones, donde tomaríamos, él camión que nos llevaría a la iglesia, donde seria la misa y cerca de donde celebraríamos.
Al llegar a la iglesia lo primero que observamos es si ya había terminado la misa; La verdad es que no me incomodaba mucho estar escuchando una misa católica siempre y cuando el padre hablara de una forma clara y coherente sobre la religión porque existen algunos padres que dicen cosas que para mí ni tienen sentido ni son adecuadas para la misa, además de que Yara y yo no somos religiosos, creemos que pudiera existir la presencia de un dios, pero es una gran cuestión en la vida que ni siquiera  la ciencia podría explicar. Así que lo nuestro era creer solo en lo que vivíamos, en lo que pensábamos, en lo que sentíamos y sobre todo en cada uno de nosotros.
La iglesia se encontraba sobre varios escalones largos y pequeños, era como esas iglesias antiguas donde los españoles obligaron a los indígenas a construir un templo sobre sus mismos templos, pirámides, monumentos, ofrendas, etc. Al subirlos todos observamos que la misa aun no había terminado así que decidimos esperar afuera sentados y descansar un momento del pequeño pero cansado camino. Comencé a tomarle fotos a Yara, sentada entre las jacarandas, era tan hermosa verla entre los colores lila y azul metálico. Comenzamos a platicar sobre la vida cotidiana que llevábamos hasta ese instante. Por un momento gire mi cabeza y vi a dos chicos sentados igual que nosotros en los escalones, observando y cantando.  

2 comentarios:

  1. Te sugiero que corrijas la acentuación:
    Retiré
    Levanté
    Tomé
    Sería (el que nos llevaría a la iglesia...)
    Yo creo que eso sería todo. Me gustó mucho tu primera entrada.

    ResponderEliminar
  2. Es un arranque lento, Édgar, pero veremos qué sucede la próxima semana. La entrada es muy descuidada en cuanto a su puntuación. Recuerde, entre otras cosas, que no separamos el verbo de su complemento directo: "[...] donde tomaríamos, él que nos llevaría a la iglesia [...]".

    ResponderEliminar