Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales, y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco

domingo, 11 de noviembre de 2012



Llegue a México, ilusionado por la noticia, un poco cansado por el viaje, y con la idea de ir a la casa de Yara.  Aún tenía cosas que hacer en mi casa, así que fui a encontrarme con mi familia.

Han pasado dos semanas y no he sabido nada de Dante. No debí regresar a México sin pensar en otras posibilidades. Ahora no se qué hacer. Esta desesperación me está matando. Solo quiero verlo una vez más, saber si, se encuentra en buen estado, preguntarle que ha pensado, de lo que sucedió en aquella fiesta; saber si lo que dijo e hizo es verdad. No podía esperar más tiempo. Tenía que ir a su casa y hablar con él. Marqué el número telefónico de Yara y contestó. Le dije que iría a verlo, que si quería ir conmigo, y ella acepto.

Yara llegó a mi casa. Yo estaba listo para salir corriendo e ir en busca de él, pero tenía que tranquilizarme y no dejar que Yara se desesperara como yo. Así que actué como si nada pasara abrí la puerta y dije:
­– ¡Hola!, amor, ¿Cómo estás? 
–Un poco nerviosa, ¿y tú? 
–Bien, tranquilo. ¿Nos vamos? Me tomó del brazo y salimos a la calle.

En el camino, casí no hablamos. Había un silencio que no podíamos romper, a causa de los nervios. En mi mente solo pasan imágenes de la fiesta. Llegamos respiramos profundo y exhalamos. Golpeé la puerta con fuerza y espere. Veía que Yara estaba temblando así que la abrazé. ¿Quién? Preguntaron y conteste, yo. Reconocí su voz.No puedo creerlo. Es él Yara, es él.
Abrieron la puerta. Apareció Dante y dijo:
– ¡Hola!, Noma, que buena onda. ¿Cómo están? Me beso en la mejilla y a Yara también.
– ¡Bien gracias! ¿Y tú? –Conteste sonriendo. 
Me dijeron que marcaste a mi celular, pero no estaba en el estado, y por esa razón no pude contestar.
– ¡Hola!, dijo Yara
–Ya ves.Nunca imagine, que vinieran a mi casa. ¡Pasen, pasen! Dijo él
–Pues, ya ves.Teníamos que venir a aclarar unas dudas que tenemos.Conteste.
—Que dudas, dijo él.
Platicamos, durante más de cuatro horas. Hablamos de esas dudas que teníamos, y él dijo que tenía que pensar en muchas cosas. Yara y yo le dijimos, que pensara bien lo que tenía en mente, y dentro de una semana, vendríamos a su casa, para ir a una reunión en casa de un amigo. Él acepto, se despido de un beso en nuestras mejillas nuevamente y nos fuimos.

2 comentarios:

  1. • Aún tenía cosas que hacer en mi casa, así que fui a encontrarme con mi familia.

    • No debí regresar a México sin pensar en otras posibilidades.

    • Ahora no se qué hacer. Esta desesperación me está matando.

    • Solo quiero verlo una vez más, saber si se encuentra en buen estado, preguntarle que ha pensado, de lo que sucedió en aquella fiesta; saber si lo que dijo e hizo es verdad.

    • Marqué el número telefónico de Yara y contestó. Le dije que iría a verlo, que si quería ir conmigo, y ella acepto.

    • Yara llegó a mi casa. Yo estaba listo para salir corriendo e ir en busca de él, pero tenía que tranquilizarme y no dejar que Yara se desesperara como yo.

    • –¡Hola, amor! ¿Cómo estás?
    –Un poco nerviosa, ¿y tú?
    –Bien, tranquilo. ¿Nos vamos? Me tomó del brazo y salimos a la calle.

    Aquí le paro porque está REPLETO de errores, puesto que usted no ha REVISADO su trabajo, o lo ha revisado DORMIDO.

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  2. ¡Gracias! ¡Listo! Ya, lo corregí.
    ¡Mil disculpas!

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